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sábado, 24 de septiembre de 2016

"Warcraft, origin"

"Warcraft, el origen" 2016 - Duncan Jones (EEUU)

Bueno, una película que nos obliga a distintas y variadas referencias. Por una parte, Blizzard, por otra Duncan Jones y, además, fantasía y épica a raudales.


Cualquiera que sea de los que antes de ver una película, leer un libro, escuchar música se informen con opiniones de críticos, lo van a tener mal, francamente mal.

Primera regla. Si no eres de los que gustan de películas emblemáticas de la fantasía como “Legend”, “Dentro del laberinto”, “Willow”, “Sky captain and the world of tomorrow”, “Sleepy hollow”, “Maléfica”, “John Carter”, “Sweeney Todd, el barbero diabólico de la calle Fleet”, “La historia interminable”, lo que decía, si éstas que cito no están en tus gustos, “Warcraft” tampoco lo va a estar, no insistas, tu mente no está preparada y lo único que propagarás no será opinión si no un poco más de tu incapacidad para disfrutar fantasía y épica.

Segunda regla. Si eres un videogamer de “Warcraft” y hay un guionista frustrado dentro de ti, puede que tampoco debas verla, no va a ser lo que imaginas, es lo que Duncan Jones y Charles Leavitt han escrito para formato cine de dos horas de duración. Muchos videogamers son simultáneamente encendidos haters, sin más razón que la de no obtener lo que tienen en su mente. Es cine, no la historia de tu vida en el juego.

Tercera regla. Si eres padre y tienes interés en comprender los más jóvenes debes obligarte a verla, ver Dragon ball, Gambol, Doraemon, Yoka y woch, sus descargas del YouTube, su forma de vivir los días, un ejercicio que entrenará tu mente para un fin loable, pensar en los demás antes que en uno mismo. Los pocos que lo lean y se sientan ofendidos recuerden al Harrison de “A propósito de Henry” y se lo tomen por espejo hiperbólico. Si no eres padre, pero quieres comprender los más jóvenes antes de decir eso de, “no entiendo la juventud de ahora”, pues te vale por igual lo que acabas de leer, y si no, a lo tuyo, que opciones da la vida, cada uno las que elija en la barra del bar al que acudimos a beber.

Duncan Jones ha hecho una película excelente, ni anfetamínica, ni llena de esteroides ni nada de nada, a demasiada gente tenía esperando escondida en la oscuridad para atizarle por su osadía “prima” llamada “Moon”. Como digo, el director y co-guionista ha hecho su trabajo de notable alto, ha dado épica, explicado las distintas facciones de orcos, encumbra a Gul’dan, advierte desavenencias ante dictaduras y sistemas totalitaristas; por otro lado, los humanos que, junto otras razas, se disponen a defender la agresión. Vemos pues, un guion que parte de las premisas más comunes que uno pueda esperar, aunque la historia ya ha sido escrita antes por Blizzard, y si esto es así, ¿qué tiene entonces de majestuoso Star Wars que no pueda ser patrimonio por igual de Warcraft?, nada, sólo nuestra idiotez por decir a unos, blanco, y a otros, negro, fruto de filias y fobias. Y de trasfondo unas gotitas de amor imposible, de Romeo y Julieta, en un estilo George R. R. Martin, rectifico, en un estilo Shakespeare, que ya puestos fue precursor en lo que a intensos dramones uno pueda referirse.

Blizzard. Bueno, con la deidad hemos dado, hablar de Blizzard representa escribir un libro. Es una de las empresas que conforma mi constelación preferida (otras, por si alguien se lo pregunta son Ikea, Amazon, Google… -Apple, Sony, MediaMark… no están en mi constelación, no es error no las incluya-) Blizzard es una empresa admirable, gestiona con brillantez liderazgo en la industria del video juego, hace pocos años consiguió tocar el cielo dando con la piedra filosofal que todo alquimista buscaba con ahínco, llevó “Magic the gathering” al video juego, con un f2p (free to play) adictivo, que hoy tiene más de 40 millones de jugadores (o incluso más) que bautizó como HearthStone, un juego de cartas basado en el universo Warcraft. En fin, que da para mucho, ¿qué quiero decir?, pues que estamos frente a una corporación que hace muy bien las cosas, que parte de entornos de competencia perfecta y que si hoy tiene una importante cuota del mercado se lo han ganado por mérito propio, otro tema es que más adelante deba ser auditada éticamente para erradicar posibles efectos adversos, aunque los políticos nos los crean sin parar, con total voluntariedad y encima nos dicen que les votemos; pobre Alan Moore, fue incluso excesivamente naíf al imaginar a V, el de la vendetta. Blizzard tiene muy claro que el entertainment no entiende ni de crisis ni de decadencia.

Actores. Aquí nadie compite para los Oscar. Aparece Travis Fimmel, australiano que los últimos tiempos ha tenido repercusión mediática por ser protagonista en la serie “Vikingos”, serie que he visto y que no me gusta, un pasarrato sin imaginación, con carencia de presupuesto; abordan invasiones sin seriedad y con la osadía que da la ignorancia, por ejemplo, la que llevan a cabo sobre París. Lo recuerdo mientas escribo y no puedo dejar de pensar en la temeridad de  productores/directores; podrían haber contratado por asesor a Sir Ridley si necesitaban épica sin medios, les daría sabios consejos; un artista, Ridley, que rodó en penumbras “BladeRunner” por la falta de presupuesto y que no se notaran algunos de los “d”efectos especiales, que rodó una carga de caballería en “El reino de los cielos” con pocos medios, nada que ver con la hilarante grandilocuencia del Stone en Alexander cuando recrea la batalla de Gaugamela (fútbol americano incluido, alucinante lo que hizo el americano, no le debió quedar ni gota de bourbon) Aparece también Ben Foster, actor que tengo en estima, interpretando convincentemente Medivh, un mago, "El guardian”, y Paula Patton no está mal, como la dejan tal cual es, más un par de colmillitos muy “in”, que muchos se pondrán el día que los odontólogos lo publiciten, pues ¿qué decir?, que bien por Paula y su “Garona”.


¿La música? Es una creación de Ramin Djawadi y cualquiera que haya visto “Pacific Rim” lo recordará; sin ser reiterativa, no aporta gran cosa nueva y, en este estilo de composiciones, me gusta mucho más Steve Jablonsky, por citar un nombre y no recurrir a los Zimmer, ... Si tus gustos se inclinan por composiciones épicas deberías escuchar por ejemplo las que construyen Two steps from hell, quedarás saciado satisfactoriamente.




Puntuación. Si es para un niño/a de 9 a 14 años, un 7 sobrado, incluso un 7,5, al nivel de “Matilda”, “Jurassic World” …, para un adulto con mente imaginativa, pues casi lo mismo, un poco menos por ser riguroso con el séptimo arte, entre 6 y 7, para el resto, volver a leer las tres reglas del principio del post. XDDDDDD