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domingo, 12 de julio de 2015

"Nightcrawler"

“Nightcrawler” (2014) Dan Gilroy – EEUU


Desde hace años ya no se suelen traducir los títulos de las películas y aquí tenemos uno de esos, que a todos los que no sabemos inglés entendemos “night”, y nos preguntamos por el “crawler”, ¿qué será eso? En una traducción más o menos literal podría pasar como un “arrastrarse por la noche”, aunque entonces, y de estar en lo cierto, más me hubiera gustado por título “Lifecrawler”. Para los asiduos de los cómics, ya saben que "Nightcrawler" es ese personaje mutante que recibió en traducción por nombre "El rondador nocturno". Jake Gyllenhaal no es un mutante, no vale la traducción, llevaría a engaño.


Tenía mucho interés en ver esta película, de hecho leí y leí mucho antes de su estreno, que si el Jake Gyllenhaal había adelgazado un montón de peso (a lo McConaughey para el “Dallas buyer’s club”), que si la Rene Russo estaba en neón por ser la mujer del director,… Conocía su temática pero nunca imaginé me darían tanto.




A este director no le conozco ni encuentro por Google otra obra distinta, y de ser cierto estamos en su ópera prima. De salida, muy difícil se ha puesto el listón, debería haber hablado antes con esos saltadores de pértiga, Sergei Bubka y Yelena Isinbáyeva, para que le aleccionaran como dosificar el talento en beneficio de uno mismo. Me alegro mucho no lo haya hecho, me alegro sea un tipo muy capaz y honrado que entrega todo cuanto atesora, sin guardarse nada, enfrentando futuro con la gratificante incertidumbre que nos depara el destino y ese intentar moldearlo como barro el escultor, lo que nos engrandece, lo que nos hace sentirnos bien, mirarnos al espejo y gustarnos, dormir plácidamente esperando duras jornadas de trabajo, esas que no cuentan porque lo que de verdad cuenta ya se encuentra en ti, porque ya has pensado y decidido, ahora queda lo más sencillo, hacerlo. Así, como en muchas otras ocasiones, darle las gracias y mi más sincera gratitud a Dan Gilroy por esta tremenda obra, sin duda entre las más grandes en lo que va de siglo, de esas cuya nota es superior al 7, con holgura.




Es una película USA sin banderas, sin eso que tanto y tanto cansa, o al menos a mí me hastía. Filma L.A. (Los Ángeles –EEUU-) y sólo ves escenarios de lo que acontece, no adivinas Hollywood, no adivinas ni Halloween, ni el pavo de acción de gracias, ni Rodeo drive, no lo adivinas porque sabe trasladar a la pantalla los sucesos en independencia de dónde acontezcan, sabe universalizarlo. Muy grande. Muy comprometido con hacer cine, muy talentoso. De nuevo gracias, y ya van dos. Los que me leen de vez en cuando saben que, igual que las doy, las niego, cuestión de lo que cada obra ofrece a mis sentidos y percepción de las cosas.

Como he dicho, seguí con interés el rodaje previo de esta película, me interesaba su temática y mucho su actor principal. Jamás soñé me daría tanto; leí y leí que nos iban a narrar hechos que forman parte de los media, de los reality, las audiencias y el morbo. ¿Y es cierto? Pues para mí que me agencio la frase esa de Faemino y Cansado: “¡Qué va, qué va, qué va, que yo también leo a Kierkegaard!”

Quien lea críticas que le digan que la obra nos relata la decadencia de los media en busca de morbo, en busca de audiencia quedarán con su materia gris mutilada por la incapacidad de otros en ver más allá de una imagen, la obra pasa por ser mucho más plena, una obra fruto de un guionista deprimido, de uno que no sabe redactar tres líneas sin dejar al ser humano tres metros bajo deshechos, de un guionista que no sabe escapar de la realidad, de alguien a quien sus padres le enseñaron a ver la vida de forma aséptica, a narrarla con toda la capacidad que es capaz de plasmar. Es un circo, el nuestro, el de nuestros tiempos y el del pasado, el de la naturaleza humana, el de la falta de ética, de valores, de carencia de gregarias conductas que nos conduzcan a un mejor destino en términos de globalidad, será que la globalización no va de eso, irá de otras cosas que preguntarme no quiero, irá de eso que dicen: “tener músculo”, “Basilea II”, “Solvencia II”, “Requisitos de capital”, seguro irá de eso, lelo que soy que lejos de entenderlo digo estar en contra. Uno y sus incapacidades.

En la película no se salva ni el apuntador, la mala leche de un guionista que decidió no hacer mención a “raras avis”, esos Gandhi, Teresa de Calcuta, Sampedro, el Fredo de “Cinema Paraíso”, el Mújica de Uruguay, no toca, hoy no hay paño caliente, es un baño de realidad, como Dios manda. El guionista se guarda el santoral para otras obras que traten de ficción, que hoy no toca, no toca. Me encanta su tremenda mala leche, me complace, me llena, me traslada honestidad, no es una crítica de la sociedad, es una foto fija y no porque sea una foto sino porque por metros de película que filmes el escenario permanece inmutable, y es esa inmutabilidad y no otra, la que nos da la paradoja de pensar en una foto cuando es nuestra vida y nuestros días, a tiempo real y sin descanso, frame tras frame (frame es un fotograma, una foto, de hecho una película es una sucesión de fotos de forma tan veloz que nuestro ojo no es capaz de discernir) ¿Que hay quién además lo quiere en 3D?, pues que salga a la calle y mire a su lado, ahí lo tiene, y si fuera telépata tendría la confirmación de la hipótesis que planteo, esa en la que su contraste dará lugar a certidumbre. Será que en reposo mi mala leche es parecida a la del guionista, quizás por eso tanto me gusta y elevo al altar por narcisismo, y si así es, me da absolutamente igual, me baño en esas aguas sin problema. Menos mal no somos, al menos yo no, telépatas, prefiero imaginar a tanto saber, duermo más tranquilo, un poco más idiota y otro poco más feliz e ingenuo, cuestión de egoísmos, los míos. 

Actores. “And the Oscar goes to……” JAKE GYLLENHAAL. Ni nominado estaba el hombre. Esto nos debe complacer, nos debe hacer reflexionar en que no requerimos que nadie nos diga que lo hemos hecho muy bien para saber que muy bien lo hemos hecho, para ser racionalmente soberbios ante la necedad, para conocernos y reconocernos capaces, para no desfallecer y saber que la virtud no reside en el ego, no reside en la notoriedad, no reside en la adulación, sabiendo reside en la honestidad, el trabajo, la dedicación y el bien y buen hacer. Todo esto y más lo tiene Gyllenhaal, no hace falta nadie se lo diga, para nada. También lo tienen el Bruce Keaton de "Birdman" y el Bradley Cooper de "American sniper", que sí estaban nominados y se fueron a casa igual que Gyllenhaal; me pregunto que hacía nominado en cambio Benedict Cumberbacht por su estrafalario personaje en "The imitation game", cuestiones de los que sí saben. Son tantos y tantos los registros a los que dota su rol que sólo puedes quedarte aturdido de ese banquete copioso, de esa mesa repleta de comida que da miedo sólo mirar. Gyllenhaal está asombroso, no tengo palabras que lo describan con merecimiento, se tiene que ver y aunque a muchos les dé pereza, que lo sé y sé que me hago cansino, si de verdad quieres ver cómo lo hace, mírala en versión original, primero mírala doblada si lo prefieres, pero luego regálate sus declamaciones, te las mereces. Por descontado que todo el mundo debe ver esta película, esta no es de esas de: “a quienes les guste tal, o cual”, esta es de las de visión obligada, aunque el cine no te guste la debes ver, aunque sólo sea para despertarte reflexión, capacidad de pensar, de entender nuestros días y nuestro transitar social, ese no conformarte con la alienación a la que muchos se someten sin darse cuenta de la esclavitud a la que están dispuestos a abrazar, la que abrazan y de la que se sirven otros más perversos. Rene Russo, partenaire brutal; nada de “mujer del director”, todo de “muy bien”, da además el perfil de edad genial, los registros de actuación complejos de quien se siente aprisionado, de quien no se pregunta por el qué sino sólo por sus por qué, brillante en todas las escenas en las que aparece. Bill Paxton también lo hace bien, en un personaje más sencillo o menos exigente y sorpresa nos da Riz Ahmed.

Nadie deje su pensar sólo en lo que acontece, es bueno dar rienda suelta a la mente y trasladar escenario para universalidad, la obra no lo permite, obliga a ello.

En resumen: ¡VÉANLA!, ¡VÉANLA!, ¡VÉANLA! y ¡DIFUNDAN OPINIÓN!, la que cada uno perciba, la honesta, la de verdad, sin rubor, ¿Qué más da lo que piense otro?, ¿Qué más da lo que escribo?

Mi nota: Un 8.2


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